El Padre ha enviado a su hijo para buscarnos, nos quiere con Él, compartiendo con los hermanos lo justo, la verdad, el perdón, el paraíso del Cielo.
Jesús, Dios y hombre verdadero, nos salva, nos ama, nos perdona, nos reconcilia. Desde su vida en la tierra lo hizo, y como unos discípulos que quieren seguir a su maestro, también nos invita a amar como Él amó.
¿Qué se debe hacer para alcanzar la vida eterna? Seguir los mandamientos, sin embargo, en la Biblia también encontramos pasajes interesantes.
Cuando un hombre se arrodilló y preguntó a Jesús cómo entrar en su reino, Jesús enumeró solo los mandamientos sobre el prójimo: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre.
Se saltó los primeros mandamientos que simbolizan amor hacia Dios, porque si una persona cumple con los primeros mandamientos, ese amor lo lleva a dar fruto hacia el prójimo.
Por otro lado, tenemos al rico que también le pregunta el cómo a Jesús, quien le responde que venda sus bienes y dé el dinero a los pobres.
Hay que dar todo lo que tenemos para tener un tesoro en los Cielos. Partiendo de esto, dado que los ricos tienen más, a los ricos les será difícil entrar en el Reino de Dios, porque cuesta dejar los bienes.
«Más fácil es para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios».
Los judíos llamaban aguja a la puertecilla de un portón, un portón tiene una puerta chiquita para no tener que abrirlo todo, si esa puerta es muy bajita, la joroba le impediría al camello pasar. La joroba es como los bienes materiales de los ricos.
Pero eso no significa que solo por ser ricos no entran, no entran porque no quieren dejar los bienes.
Y una persona pobre tampoco está a salvo, porque a veces tiene bienes como una familia y los usa como excusa para argumentar que no tiene tiempo para Dios.
Todo lo que nos impide seguir a Dios lo tenemos que dejar, sean bienes materiales o no.
¿Entonces quién puede salvarse? Es imposible para los hombres mas no para Dios, pero si pedimos se nos dará.
Pedro dijo «Señor, nosotros lo hemos dejado todo para seguirte». Y la respuesta hace entender que nadie que deje bienes como casa, familia, o tierras por Él y por el Evangelio, dejará de recibir en esta vida el ciento por uno en esos bienes, y después la vida eterna.
Si es difícil, pidamos al Señor que nos lleve de su mano, para entregarnos de corazón, de su corazón que ya ganó la vida eterna por nosotros, solo falta que le digamos «Sí, quiero desprenderme de lo que no me hace bien, y seguirte, guíame Señor, dame fuerza para dejarlo todo».