El Santo Rosario se inicia por la señal de la santa cruz, y básicamente consta de cinco misterios (que varían según el día de la semana).

Los lunes y sábados recordamos los misterios gozosos, en atención a nuestra Madre la Virgen: la anunciación del ángel a María y la encarnación del hijo de Dios, la visitación de María a su prima Isabel, el nacimiento de Jesús en Belén, la presentación de Jesús, el niño perdido y hallado en el templo.

Los martes y viernes recordamos los misterios dolorosos que tienen que ver con la pasión de Cristo: la oración de Jesús en el huerto, la flagelación, la coronación de espinas, Jesús con la cruz a cuestas y la muerte de nuestro Señor.

Los miércoles y domingos son los misterios gloriosos por los cuales nuestra Iglesia se alegra: la resurrección, la ascensión de Jesús al Cielo, la venida del Espíritu Santo, la asunción de María al cielo, la coronación de María como reina.

Los jueves recordamos los misterios luminosos: El bautismo de Jesús, las bodas de Caná, el anuncio del reino, la transfiguración, la institución de la Eucaristía.

Cada misterio inicia con un padre nuestro, luego diez aves marías antes de llegar al gloria (gloria al padre, al hijo y al espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos), luego se dice “María, madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran señora, amén”.

Al finalizar los cinco misterios se reza otro padre nuestro por las intenciones del Santo Padre y se recuerdan las tres virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad, pero considerando el Ave María, es decir:

“Dios te salve María, hija de Dios Padre, virgen purísima y castísima antes del parto, en tus manos encomendamos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús”.

Dios te salve María, madre de Dios Hijo, virgen purísima y castísima en el parto, en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia…”

Dios te salve María, esposa de Dios Espíritu Santo, virgen purísima y castísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, llena eres de gracia…”

Dios te salve, reina y madre, madre de misericordia, vida, dulzura, y esperanza nuestra, Dios te salve a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas, ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros, esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, oh, clemente, oh, piadosa, oh, dulce siempre virgen María, ruega por nosotros, para que seamos dignos y merecedores de alcanzar las divinas gracias y promesas de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, amén.

Letanías del Santo Rosario

Señor, ten piedad de nosotros (dice el que lleva el rosario)

Señor, ten piedad de nosotros (repite quien responde)

Cristo, ten piedad de nosotros. (repite quien responde).

Señor, ten piedad de nosotros. (repite quien responde).

Cristo, óyenos (repite quien responde).

Cristo, escúchanos (repite quien responde).

Dios Padre Celestial (ten piedad de nosotros)

Dios hijo redentor del mundo (ten piedad de nosotros)

Dios Espíritu Santo (ten piedad de nosotros)

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios (ten piedad de nosotros)

Santa María (ruega por nosotros)

Santa Madre de Dios (ruega por nosotros)

Santa Virgen de las Vírgenes (ruega por nosotros)

Madre de Cristo (ruega por nosotros)

Madre de la Iglesia (ruega por nosotros)

Madre de la misericordia (ruega por nosotros)

Madre de la Divina Gracia (ruega por nosotros)

Madre de la esperanza (ruega por nosotros)

Madre purísima, (ruega por nosotros)

Madre castísima (ruega por nosotros)

Madre siempre virgen (ruega por nosotros)

Madre inmaculada (ruega por nosotros)

Madre amable (ruega por nosotros)

Madre admirable (ruega por nosotros)

Madre del buen consejo (ruega por nosotros)

Madre del Creador (ruega por nosotros)

Madre del Salvador (ruega por nosotros)

Virgen prudentísima (ruega por nosotros)

Virgen digna de veneración (ruega por nosotros)

Virgen digna de alabanza (ruega por nosotros)

Virgen poderosa (ruega por nosotros)

Virgen clemente (ruega por nosotros)

Virgen fiel (ruega por nosotros)

Espejo de justicia (ruega por nosotros)

Trono de la sabiduría (ruega por nosotros)

Causa de nuestra alegría (ruega por nosotros)

Vaso espiritual (ruega por nosotros)

Vaso digno de honor (ruega por nosotros)

Vaso de insigne devoción (ruega por nosotros)

Rosa mística (ruega por nosotros)

Torre de David (ruega por nosotros)

Torre de Marfil (ruega por nosotros)

Casa de oro (ruega por nosotros)

Arca de la alianza (ruega por nosotros)

Puerta del cielo (ruega por nosotros)

Estrella de la mañana (ruega por nosotros)

Salud de los enfermos (ruega por nosotros)

Refugio de los pecadores (ruega por nosotros)

Ayuda de los migrantes (ruega por nosotros)

Consuelo de los afligidos (ruega por nosotros)

Auxilio de los cristianos (ruega por nosotros)

Reina de los ángeles (ruega por nosotros)

Reina de los patriarcas (ruega por nosotros)

Reina de los profetas (ruega por nosotros)

Reina de los apóstoles (ruega por nosotros)

Reina de los mártires (ruega por nosotros)

Reina de los confesores (ruega por nosotros)

Reina de las Vírgenes (ruega por nosotros)

Reina de todos los santos (ruega por nosotros)

Reina concebida sin pecado original (ruega por nosotros)

Reina elevada al cielo (ruega por nosotros)

Reina del santísimo rosario (ruega por nosotros)

Reina de la familia (ruega por nosotros)

Reina de la paz (ruega por nosotros)

Los tres párrafos siguientes se dicen mientras con nuestra mano derecha tocamos la parte izquierda del pecho donde late el corazón:

Cordero de Dios, que quitas y borras el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas y borras el pecado del mundo, óyenos, Señor.

Cordero de Dios que quitas y borras el pecado del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas que te hacemos en nuestras necesidades, antes más bien, libranos de todo peligro, oh, virgen, gloriosa y bendita, ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos dignos y merecedores de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor, Jesucristo, amén.

Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros, tus siervos, gozar de aquella salud de alma y cuerpo, y con la gloriosa intersección de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos libres y merecedores de alcanzar las divinas gracias y promesas de Dios nuestro Señor, amén.

Mari Ramírez Vásquez

Comparte lo bonito