Al decir ánimas del purgatorio nos referimos a las almas de las personas que vivieron aquí en la tierra, murieron para este mundo, y quieren entrar al cielo.
Esta es una oración por las almas del purgatorio que, por su corta extensión, se le conoce como jaculatoria:
Jesús y María, os amo, salvad las almas
Simple, ¿verdad?, pero poderosa, cada que alguien dice o piensa esa pequeña oración, se salva un alma del purgatorio.
Nosotros estamos en el mundo intentando ganarnos el cielo, pero hay quien está esperando ir al cielo en un sentido más estricto, y podemos hacer algo.
La oración es tan corta que la haces en menos de diez segundos. Solo tienes que decir o pensar «Jesús y María, os amo, salvad las almas», con una vez que lo hagas ya es un bien para un alma del purgatorio.
Imagina salvar almas en tus ratos libres, de camino a la escuela o al trabajo. Lo mejor es que no solo ellas se benefician, tú también porque te relaja, y en la hora de tu muerte pueden interceder por ti, aunque es verdad que no es recomendable hacerlo egoístamente.
Esta oración cumple con otra buena causa: decirle a Jesús y a María que los amas. Este acto de amor llena a Dios de Dicha.
No hay mejor manera de obrar que con amor. De hecho, venimos a este mundo para amar, ¿hay algo que nos haga más felices que el amor?
Cristo ama al pecador, y por su salvación inspiró en Sor Consolata esta oración, Dios prometió que cada acto de amor salvaría el alma de un pecador. Si lo vemos así, en realidad no necesitas volar para ser un héroe o heroína, solo necesitas amar.
Amemos un ratito al Señor, limpiemos un poquito el purgatorio, y si lo hacemos de corazón, puede que no pasemos por aquel lugar.
Los sueños se hacen realidad. Podemos tener cuantos nos plazca, que sumen a nuestra felicidad, a la de otras personas y nos unan a Dios, que es el amor mismo.
Es especialmente para los días en que recordamos a los fieles difuntos, aunque, como muchas otras oraciones, es efectiva cualquier día, si oras con fe.
Las almas del purgatorio esperan llegar al cielo, y nosotros podemos ayudar.
Eso sí, ser intercesor no es fácil, recuerda también pedir por ti para no caer en tentaciones. Porque al ser esta una oración tan poderosa, el demonio te puede tentar para que la dejes de hacer. ¡Ánimo! Oremos por las almas del purgatorio, y esperemos llegar un día, cuando Dios quiera, al cielo.