Chiara Badano se encuentra en proceso de ser declara santa por la Iglesia católica, cuando tenía 16 años se le diagnosticó osteosarcoma, un cáncer óseo poco usual y muy doloroso.
Ella era considerada una gran bendición por sus padres, pues habían orado una década antes de poder tenerla.
Su padre trabajaba conduciendo camiones mientras su madre se ocupaba del hogar y de cuidar a Chiara.
Ella era bastante generosa desde pequeña, en el jardín de niños ahorraba dinero para donarlo a los misioneros de África.
En primaria, regalaba su almuerzo a algún niño menos afortunado, incluso cuando su madre la comenzó a mandar con dos almuerzos, ella regalaba ambos.
Eso es lo primero que podemos aprender de ella: dar a los más necesitados.
Dios preparó a Chiara para Él, y ella quiso elegirlo como su esposo a los nueve años, perteneciendo al grupo de los focolares, que comprende niños, jóvenes, adultos, sacerdotes y matrimonios.
Incluso sintió la necesidad de cambiarse el nombre, porque su vida cambiaba por completo, la fundadora de los focolares, Chiara Lubich, le sugirió el nombre de Chiara Luce, que significa luz.

Como jugadora de tenis, llevaba una vida normal entre amigos, música, deporte, hasta que un dolor en el hombro se prolongó.
Después del diagnostico de osteosarcoma, su madre intentó consolarla, pero Chiara le dijo “Ahora no me hables”.
Fueron veinticinco minutos los que le tomó decirle a su madre que ya le podía volver a hablar, y en los cuales ella le dijo Sí a Dios, pensando que si Él lo quería ella también.
A lo largo del tratamiento, Chiara se negaba a recibir morfina, a fin de estar lúcida y poder ofrecer su cruz a Jesús, quería compartir su sufrimiento en la cruz.
Esta es otra cualidad notable, siempre que tenemos dolores, por pequeños o grandes que sean, los podemos ofrecer para unirnos más íntimamente al Señor.
Asimismo, Chiara se tomaba el tiempo para caminar por el hospital con una paciente de depresión, a pesar del dolor.
Un doctor dijo que “A través de su sonrisa y sus ojos llenos de luz, mostró que la muerte no existe; solo la vida”.

Luego de que el cáncer le impidiera caminar y una tomografía mostrase que no existía posibilidad de sanar, dijo: “Si tuviera que elegir entre caminar de nuevo e ir al cielo, no lo dudaría. Elegiría el cielo”.
Quiso ser enterrada con un vestido blanco como vestido de novia, con un lazo rosa, estaba a punto de convertirse en novia de Cristo.
Se confesó y recibió la eucaristía. Sus últimas palabras fueron “Adiós mamá, sé feliz porque yo lo soy”.
En vez de preocuparse por su muerte a este mundo, sabiendo que ella iba para la vida eterna, se preocupó por su madre, que se quedaba.
Fue caritativa desde pequeña hasta el final de su vida mortal, siempre pensó en los demás.

Nosotros podemos pedir su intercesión para las personas que sienten dolor físico, espiritual, y por los enfermos.
El Papa Benedicto XVI reconoció el milagro de un joven italiano cuyos padres pidieron intercesión a Chiara para curarlo de meningitis, fue declarada Beata el 25 de septiembre de 2010.
- Carta Para Alguien Que Piensa Cambiar De Carrera - 23/02/2025
- Amor Propio – Por Qué Quererte A Ti Mismo Es Un Buen Comienzo - 22/02/2025
- San Dimas – El Buen Ladrón Que Se Arrepintió - 22/02/2025
Comparte lo bonito