San José, Te Encomendamos Nuestra Familia Y Misión

san jose

A través de los apóstoles, Jesús es predicado y por medio de San José, mantenido en silencio. Las principales fuentes de información sobre el santo custodio de la Sagrada familia están en los evangelios de Mateo y Lucas, pero no nos enfocamos en sus palabras, sino en sus obras.

San José, el castísimo esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de Jesús, también es conocido como El Santo del silencio, no porque nunca pronunciara palabra, lo que pasa, es que más importante es su ejemplo de vida.

Recibió título de padre nutricio, padre adoptivo, padre legal, y padre virginal. Jesús lo veía y respetaba como padre, la Inmaculada Virgen María lo veía como esposo. Al estar unido a la encarnación (cuando el Hijo de Dios se encarnó en la Santísima Virgen) también lo está a la redención humana.

En el plan reconciliador para toda la humanidad, San José fue esencial, pues se le encomendó la gran responsabilidad de cuidar del niño Jesús y de María. La Iglesia ha instituido la fiesta de San José el 19 de marzo.

La Fe De San José

Queda clara desde cuando supo que cuidaría al mismísimo hijo de Dios. Entrega todo su ser y acepta la parte de sufrimiento que corresponde en el plan divino para la posterior redención del mundo.

Luego, se le avisó que huyera a Egipto y permaneciera allí hasta que recibiera otra orden. No se indicó cuanto tiempo se quedarían, pero él confió en los planes de Dios.

No cabe duda que en San José brillan las virtudes de virginidad, caridad, humildad, paciencia, confianza en Dios, prudencia, sencillez, fe y fidelidad.

Cuando el ángel revela el misterio obrado en su esposa, la acoge en su casa y se entrega al ministerio que se le pide.

La virginidad es una donación total a Dios, no una carencia, esta abre las puertas para comunicar el amor divino. Para los esposos, la unión de sus cuerpos es una expresión de amor, sin embargo, San José y María Santísima permanecieron vírgenes en relación a su misión con Jesús.

San José Inspirando Misioneros

La vida del misionero se parece a la de San José, porque así como no encontraba alojamiento en Belén y se refugió junto con su familia en un lugar sencillo, el misionero tendrá que contentarse con el albergue modesto que se le ofrezca.

Así como José partió a Egipto, tierra extraña para él y dejando atrás los suyo, el misionero deja lo que tiene para llevar el mensaje de Cristo.

No debemos tener miedo de nuestras misiones. José, enviado por el Padre, llevó a Jesús a una tierra que era conocida como de infieles, sin embargo, luego ahí floreció la vida cristiana. Por cierto, ¿te imaginas qué muerte tan bonita en los brazos de Jesús y de María?

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