San Isidro Labrador es el Santo Patrono de los agricultores y de la ciudad de Madrid (que en sus tiempos todavía no era la capital), fue además un esposo, padre y trabajador ejemplar.
Entre sus milagros más famosos se encuentra el milagro del pozo: en el cual se le atribuye a San Isidro su oración de buena fe, que hizo cuando su hijo cayó a un pozo, las aguas subieron y el pequeño pudo ser rescatado.
Luego nuestro Santo Patrono de los agricultores todavía no estaba canonizado, y los madrileños ya le comenzaban a rendir culto. ¿Cómo no hacerlo? Pues incluso en vida realizó milagros.
Otro de ellos fue el de los bueyes: San Isidro tenía que trabajar, pero él era muy devoto y no quería faltar a la Sagrada Eucaristía. Ocurrió que mientras San Isidro cumplía al Señor, los bueyes araban solos. De esto último dio fe su patrón, Juan de Vargas.
Como católicos, nosotros también podemos pedir la intercesión de los santos y santas de la Iglesia para que nos ayuden a conseguir favores de Dios.
Por supuesto, sería congruente pedirle a San Isidro Labrador que mande agua para nuestros cultivos, que bendiga nuestro trabajo y nos ayude en situaciones complicadas como padres de familia.
Lindísimo es Dios, permitiendo a sus Santos interceder por nosotros. Maravilloso es cuando nos hacemos cargo de las cosas de Dios, cuando oramos, cuando damos servicio, y el Señor, todopoderoso, siempre tiene algo bueno para quienes permanecen a su lado.
Prueba de ello es el milagro de los bueyes que le concedió a San Isidro. Solo basta dejar en Dios nuestra esperanza, ofrecerle nuestro trabajo, buscar los bienes celestiales, y por añadidura, lo demás se dará a su debido tiempo y forma.