Fernando adoptó el nombre de Antonio al hacerse franciscano a sus 25 años. En su milagro más famoso se aprecia un guiño a la lectura de San Marcos 5, 27-32 la cual recalca que si nuestra mano derecha es ocasión de pecado, la cortemos, pues más vale perder una parte del cuerpo que ser arrojados completos al lugar de castigo.
¿Cuál es su milagro más famoso? En Padua, Italia, un joven lleno de ira pateó a su propia madre… La respuesta de San Antonio en la confesión de este joven fue que el pie de quien patea a su madre, merece ser cortado.
El joven, en verdad arrepentido, se cortó el pie. Al escuchar la noticia Antonio fue a verlo, tomó el miembro amputado y milagrosamente lo reunió al cuerpo.
La lectura del pasaje de marcos sobre sacarnos los ojos y tirarlos lejos, o cortar la mano derecha no es para tomarla literal. Se trata de un sacrificio sí, pero interior. Por ejemplo, si ver el cuerpo de alguien nos hace tener malos pensamientos, no lo miremos, y así con otras tentaciones.
Hasta un animal hambriento se arrodilla ante la Hostia Consagrada que es Cristo: San Antonio de Padua también nos dejó un milagro eucarístico bastante curioso, se llama el milagro de la mula.
Un hombre dudó de que Cristo se encontrara en la hostia consagrada, así que propuso un reto, si su mula, a quien dejaría sin alimento por tres días, reconocía a Dios y se postraba ante ÉL, así tuviera alimento terrenal enfrente; el hombre creería.
El día de la prueba había una multitud de personas ansiosas por conocer el resultado. Antonio hizo su oración para que las personas presentes creyeran realmente que Dios está en la hostia consagrada. Y la mula se dispuso a caminar hacia la custodia, para después arrodillarse.
Hoy vamos a pedir a San Antonio de Padua que nos conceda creer que Cristo está en el sacramento, y le adoremos.