Para cada persona, el amor significa algo diferente, pero para cada quien es maravilloso a su forma.
El amor no es uno solo; involucra a dos o más personas (o seres), además, al mismo tiempo podemos amar de distinta manera.
Tal vez es innecesario afirmar en menos de mil años qué significa el amor si no es a esa persona, porque si no es así, entonces son palabras vacías.
Hay distintas formas de ver el amor; de pareja, familiar, a distancia, a Dios, amor a tus padres, amor propio, amor por las compras, al perrito, a la profesión.
Y cada uno tiene un montón de explicaciones, no cada amor, cada persona. ¿Cómo podemos atrevernos a hablar del amor como un todo?
Respecto al amor de pareja, según Arjona siempre empieza soñando y termina en insomnio; sí, a veces el inicio es como un sueño tanto por añorarlo como por la falsedad, pero si termina de plano no es amor.
A veces simplemente queremos experimentar el amor porque hemos escuchado que es genial, porque hemos escuchado que tener alguien es bonito, divertido, pero el amor no es eso que dice cualquiera.
He escuchado decir «A veces es necesario rendirse», claro, qué cansado seria todo si no, pero hay que saber cuándo y eso está fuerte; no es bueno irte con cualquier persona por no estar solo, aparte tienes que luchar, tienes que poner de tu parte, porque si no siempre se queda el famoso ¿y sí?
En algún momento piensas «El amor no es para mí» cuando en realidad tienes tanta ilusión por encontrarlo, que incluso se puede buscar en Internet consejos para mejorar una relación de pareja o cómo escribir la mejor carta de amor.
Cuando te gusta mucho alguien ya sea por mero físico, porque tiene una sonrisa bonita o te agrada como se llevan, te agrada lo que piensa ¡¿Cómo rayos puedo decirle que me gusta?! «Es que ya tengo que hacérselo saber porque ya intenté olvidarlo».
Con suerte pasan algunos meses para que te atrevas. Generalmente se pregunta «¿Sí quieres ser mi novia?» y la respuesta casi obligada es «¡sí!» porque la pregunta incluía la respuesta deseada, o temida en otros casos.
Ya cuando han empezado a salir, te arreglas, te pones perfume. De novios pensabas que el amor era esas noches charlando de cosas que no le dices a cualquiera, pero qué triste comparar a aquella persona con cualquiera.
Pasan los meses, le dices esa frase con dos palabras y cinco letras que bien puede creerse o no, así como tú.
Creemos encontrar el amor, todo es felicidad, casi puedes escuchar la canción You Make Me Smile cada que recuerdas a tu pareja, en ese momento ves lo bueno.
Se dicen cosas como «Contigo hasta el fin del mundo», «mi corazón es tuyo», «eres lo que siempre soñé», «te cruzaste en mi camino y me olvidé a dónde iba», con la última huye, esa persona dejó el lugar hacia donde iba por estar contigo cuando lo que dejó podía ser mejor, no quieres a alguien que renuncie fácil.
La distancia se hace evidente cuando dice que va a tardar un ratito en contestar el móvil.
Te fuerzas y le fuerzas a «hablar», pensando que tú darás el paso, ya que no se ve iniciativa de la otra parte. Quieres pasar todo un día juntos, picnic luego fiesta, pero la relación no funciona.
Cuando termina, te dices y te dicen «Todos nos equivocamos, hay muchos peces en el agua», aunque no somos animales. Lo primero que piensas es buscar una persona de alguna forma comparada con la anterior: parecida o totalmente diferente.
No es que el «Te amo» no fuera real, pues así fuera una mentira, uno o incluso los dos confiaron, lo cual lo hace real, luego las cosas malas de esa persona tienen mayor significado porque conviene, somos positivos; no vamos a quedarnos lloriqueando por esa persona toda la vida.
Te arrepentirás de haber hecho daño a esa persona, te arrepentirás de no haberte escuchado a ti, de haberte dejado llevar por la corriente. Pero vamos, tenemos que aprender, piensa que te hizo sonreír.
Tus amigos te invitan a salir. Cuando lo has superado crees que todos tenemos suerte pues todos tenemos personas que nos aman y que amamos, le vuelves a dar importancia a otros tipos de amor.
El amor propio, por ejemplo, es importante porque tengamos pareja o no, o, no seamos cercanos como nos gustaría a nuestra familia o amigos, siempre nos tenemos a nosotros mismos. Lo que reflejamos es también lo que podemos obtener.
Una cosa es tener la autoestima demasiado alta, otra, es hacernos menos, y otra es decirte a ti mismo «Me quiero y sé que lo puedo hacer con ayuda de Dios».
Pero al final, una relación contigo mismo, con la pareja, con los amigos, es nada en comparación con el amor de Dios, con el amor que procede de Dios y que Dios siembra en ti.
En la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 12, 31-13, 13 se relata el amor en toda plenitud, con Dios.
El amor es comprensivo, servicial, no tiene envidia, no es presumido, grosero, o egoísta. No se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa, confía, espera, y soporta sin límites. Además, dura para siempre.
Para mucha gente, el más grande amor es también el más difícil de comprender. Se necesita autoestima, y un poquito más para creer en alguien que nos ama tanto como para ponerse en nuestros zapatos, entendernos, caminar a nuestro lado, soportar por nosotros.
¿Estás pensando en alguien? Porque quedas invitado a una romántica cita con Jesús Eucaristía.
En nuestro Señor encontramos el amor de un padre que nos cuida, un amigo que nos anima, y entre muchas cosas más, los sentimientos maravillosos que alguien puede sentir por nosotros, esos sentimientos te renovaran cada día, prendado de ese amor darás fruto.